RECETAS DE COCINA CON CUENTO

ARROZ CON ALMEJAS Y GAMBAS

Ingredientes para cuatro personas: 2 tazas de arroz, 500gr de almejas grandes, 500gr de gambas, 1 litro de caldo de pescado, 1 vasito de vino blanco, 2 tomates maduros, 1 pimiento rojo, 1 cebolla mediana, 1 diente de ajo, 1 hoja de laurel, aceite, perejil, y sal.


PABLO VERO Y LA SAL.

Apenas faltaba un minuto para que la comida estuviera en su punto, y Pablo no llegaba, miró el temporizador, miró la paella y sin demasiada convicción apagó el fuego. Notaba como la tensión se iba apoderando de ella, encendió un cigarrillo y lanzó con tanta furia el mechero sobre la mesa de centro, que rebotó y acabó desapareciendo bajo el sofá. ¿Cómo era posible tardar tanto en ir y volver del super, si lo tenían justo en frente de casa?
Salió a la terraza y no le sorprendió que la fuerza del sol del medio día le golpeara el rostro como un puñetazo, se sentó en la tumbona con la intención de fumar al aire libre,, pero tubo que levantarse enseguida con la frente perlada de pequeñas gotitas de sudor, volvió a la cocina, apagó la colilla bajo el chorro del grifo, la tiró y se remojo la cara, se secó con un trapo que olía a sofrito y se dirigió al salón sin echar una ojeada a los fogones.
Se sentía inquieta, quería olvidarse del estúpido descuido que tubo mientras preparaba los ingredientes de la receta, se aseguró de tenerlo todo, todo, menos la puñetera sal, y no se dio cuenta hasta que la necesitó, dos minutos antes de que terminara la cocción, siempre la echaba justo en ese momento cuando cocinaba arroz. Era la única licencia que se tomaba, sazonarlo siempre dos minutos antes y aprovecharlos para recuperarse. Porque siempre necesitaba recuperarse después de prepararlo.

Vero era una buena cocinera, se le daba muy bien y disfrutaba de todo el proceso , consultaba libros de cocina y revistas solo a modo de inspiración porque lo que más le gustaba eran los cambios, sutiles o arriesgados con los que personalizaba sus creaciones culinarias, no tenia miedo de probar cosas nuevas, a veces por pura intuición y en contra de toda lógica. Había que reconocer el mérito de Pablo, siempre dispuesto a probarlo todo, era el conejillo de indias de sus experimentos más audaces. Y siempre era algo lúdico para los dos, incluso cuando el resultado era incomible y terminaba en la basura mientras ella se retorcía de risa y Pablo pedía comida china haciéndole muecas.

Por eso era tan difícil de comprender la transformación que sufría cuando se trataba de preparar paella, en cualquiera de sus versiones.

Porque la Vero que cocinaba arroz no era la misma Vero, creativa y segura de si misma, cuyo habitual buen humor se crecía entre los fogones, su cuerpo estaba tan tenso que acababa con dolor de espalda, seguía la receta con  enfermiza precisión lo que además de aburrirla la mantenía en un incomodo estado de alerta, rehuía la conversación, le molestaban las bromas y tenia arranques de mal genio. Intentar solucionarlo repitiendo una y otra vez el proceso que siempre terminaba con peleas, lagrimas y silencios cargados de reproches, evidentemente no funcionaba, a pesar de sus esfuerzos.

Pero ¿Dónde había ido Pablo a por la sal? Y en cuanto se hizo la pregunta sintió una punzada de miedo en la boca del estomago, ¿y si no pensaba volver?
Al fin y al cabo, le pidió varias veces que dejara de preparar esas recetas y se negó, solo pensaba en que ella tenia un extraño conflicto con un cereal y que ella decidiría como resolverlo, tozuda y competitiva, ni se le pasó por la cabeza que la opinión de su pareja merecía más atención de la que le estaba ofreciendo. Y tras dos años de convivencia, cuarenta y ocho paellas, cuarenta y siete peleas, dos tarros de bicarbonato y seis cajas de spidifen, era la primera vez que se ponía en el lugar de Pablo.

Se levantó de un salto, cogió las llaves y salió corriendo, no tenia paciencia para esperar el ascensor, así que decidió bajar a pié los cuatro pisos.
No necesitaba programar el termostato para saber que, posiblemente, apenas faltaban dos minutos para que su relación se echase a perder, llegó a la portería y allí, apoyado en la pared, estaba el hombre de su vida, mirando el paquete de sal  con desamparo. Se le echó encima envolviéndolo en un torpe abrazo.

Ocho meses después les va mejor que nunca, han decidido casarse en primavera, casi todo está preparado y ya han mandado las invitaciones. Aquellos que todavía no conocen su historia, se han sorprendido al recibirla, nunca habían visto una participación de boda con posdata incluida, escrita con tinta roja, mayúsculas subrayada y con varios signos de exclamación.

¿Qué que pone en la posdata? Pues dice así;
Os pedimos, por favor, que no echéis arroz a los novios a su salida del juzgado.


RECETA DE ARROZ CON ALMEJAS Y GAMBAS:

Si te gusta cocinar, y no tienes problemas psicológicos con el arroz, aquí tienes esta receta.
Pon las almejas en agua y sal para que suelten toda la arena.
Pela las gambas y reserva las cabezas y las pieles, échalas en un cazo cúbrelas de agua y ponlas a cocer cinco minutos, deja enfriar y bate con el minipimer, cuela el caldo con el pasa purés y reserva.
Haz un sofrito con la cebolla el pimiento las gambas peladas el vino blanco y el tomate.
Machaca el ajo y el perejil en un mortero, échalo al sofrito,
Añade las almejas, cuando se abran, tira el arroz y  sin dejar de remover añade el caldo de las gambas y el del pescado así como el laurel, deja cocer de doce a quince minutos,( según como os guste el punto del arroz), sal piméntalo al gusto.




 





MAGDA Y LAS SALCHICHAS:

Magda trabaja en una fábrica de libros comestibles. Empezó en literatura infantil, y en poco tiempo la trasladaron a  la sección de novela negra, está muy contenta, tiene más responsabilidades pero le han subido el sueldo.
 La semana pasada vino a casa con un ligero empacho de Dashiell Hammett, había tomado un buen desayuno antes de salir, pero ese día la empresa ofrecía a los empleados un interesante descuento y naturalmente, decidió aprovecharlo.
Siempre le ha gustado mucho leer, pero está muy ocupada, y desde que le regalamos la moto ya no puede aprovechar el viaje en autobús para hacerlo. La pobre intenta leer un rato cuando se acuesta pero está tan cansada que se queda dormida en cuanto abre el libro. Dice que eso fue lo que le dio la idea a su jefe, le pasaba algo parecido y comentándolo con sus amigos se dio cuenta de que era un problema general entre los aficionados a la lectura.
Pero a mi me cuesta entender el invento, me parece cosa de magia, Magda se enfada conmigo siempre que lo comento, como si se avergonzase de la ignorancia de su madre, y me lo cuenta otra vez, aunque no hace falta, parece ser que los Salchi-libros, son unos cilindros rosados rellenos de letras que hervidos al baño maría se ordenan en capítulos y a cada mordisco vas saboreando la trama de la novela escogida, pero eso son las instrucciones, lo que no entiendo es como es posible leer con los dientes o la lengua, pero mejor me callo, porque no me lo explica y se pone más nerviosa. Tampoco le dije nada cuando vino tan mala a pesar de que todo fue culpa suya, la muy inconsciente no fue capaz de esperar a que terminará su turno y a pesar de saberse de memoria las instrucciones, va y se lo come crudo y de un solo mordisco, total que fue incapaz de digerir el Halcón Maltes, pilló una gastroenteritis de miedo con una fiebre tan alta que deliraba , agarraba a su padre de la camisa y toda alterada le gritaba -"Pero ¿Quién mató a Archer?, y ¿Dónde está el puto pajarraco?
Y mi Paco, que todo se lo consiente, va y se compra el libro, el de toda la vida.
Se lo leyó en dos días y medio, Magda estaba mejor pero seguía en cama con retortijones y algunas decimas de fiebre y el cuando regresaba del trabajo se sentaba a su lado y le contaba el argumento y le prometió que cuando estuviera buena alquilaría la película en el video club de la esquina.
Ya no le ha vuelto a pasar más, y eso que no para, ayer mismo acabo de devorar las obras completas de Don Ramón del Valle Inclán.
Lo que me preocupa es esta duda que tengo cuando la veo comer con esta desesperación, y es que no se si se debe a la bulimia que siempre ha padecido o su pasión por la literatura.



RECETA: EMPANADILLAS DE SALCHICHAS

INGREDIENTES:
Obleas para empanadillas.
Salchichas de cerdo
Cebolleta tierna
Puerro
Queso de cabra
PREPARACIÓN:
Freír la cebolla y el puerro cortados muy finos, añadir la carne de las salchichas.
Rellenar las obleas con el sofrito y añadir un pedacito de queso.
Cerrarlas con un tenedor y ponerlas al horno a 200 grados unos 12 minutos.
(receta de www.quinabonapinta.blogspot)








LA MAMA DIU QUE NO PARLEM DE POLÍTICA

Avui hem fet una barbacoa a la terrassa, a part dels de sempre, teniem un convidat d´honor, un cossí germà de la mare que ha vingut amb la dona i els fills a Barcelona per les vacances de Pasqua, son madrilenys, potser es per això que esta tant nerviosa, m´ha fet treure l´estelada de la terrassa, m´ho a demanat amb una cara d´angoixa que l´he despenjat immediatament i he promès que no parlaria de política de cap de les maneres. Ara només cal que els demés també ho facin, tot i que jo soc qui més por li fa, a casa tinc fama de ser molt politiquera i excessivament apassionada.
El cossí Emilio i la seva família han arribat amb els oncles, els meus pares i germans ja hi eren. Com sempre,     s´ha fet un embús al rebedor mentre ens presentavem, es molt simpàtic l´Emilio, i la dona, la Clara, també ho sembla, tot i que s´ha passat l´estona controlant als trapelles dels bessons. La mare, que al començament parlava pels colzes, com sempre que esta nerviosa, ha aconseguit relaxar-se i quan ja pensava que la reunió seria un èxit, l´oncle Quim ha portat les llesques de pa, els alls i el tomàquet, i com diuen els castellans, "se ha armado la marimorena". Encara no m´explico el que ha passat,



ESPAI CEDIT AL MEU PARE,QUE VOL DIR LA SEVA SOBRE EL PROCES

El meu pare no te ni perfils ni comptes a les xarxes socials, m´ha demanat que  publiqui les seves reflexions  a les meves, i aquí ho teniu....